¿Cómo podemos reducir los efectos negativos de la agricultura?


La preocupación creciente por este tema ha originado el nacimiento, no tan reciente, de la agricultura sostenible, es decir, la producción de alimentos de un modo respetuoso con el medio ambiente, socialmente bien visto y a precios aceptables. Desde que tuvimos conocimiento sobre el deterioro del medio ambiente por la actividad humana, se han aplicado distintas técnicas de cultivo para reducir el impacto en el entorno.

 


Rotación de cultivos

. Es una de las prácticas de agricultura sostenible más antiguas y utilizadas. Su aplicación es muy sencilla, se basa en no dedicar un terreno a cultivar única y exclusivamente un tipo de planta. Alternar los cultivos es beneficioso para el propio vegetal y para el suelo.

 

 




Diversidad de cultivos.
Sembrar diferentes variedades de una misma especie protege los cultivos y el suelo contra plagas y enfermedades y, en consecuencia, pesticidas y plaguicidas. Además, permite la conservación y crecimiento de muchas variedades de semillas que, de otro modo, podrían desaparecer.

 

 


 

Siembra directa. Mantener los restos que han quedado de la cosecha anterior puede beneficiar el desarrollo de las plantas. Los rastrojos se descomponen con el tiempo y sirven de abono natural al suelo, aumentando los nutrientes del mismo.

 

 

 


 

Apostar por las energías renovables. Sustituir los combustibles por energía respetuosas con el medio ambiente, reduce considerablemente las emisiones de gases a la atmósfera.

 

 


 


Gestionar el agua. Los recursos hídricos son muy importantes para la supervivencia humana. Los cultivos no pueden (por ahora) sobrevivir sin agua, por lo que debemos utilizarlos sabiamente. Actualmente, y gracias al constante desarrollo, existen muchas opciones para administrar mejor la cantidad de agua que se suministran a las plantas.


 

 


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